Los jardines verticales han revolucionado la manera de pensar en áreas verdes urbanas, al aprovechar espacios poco convencionales como muros y fachadas. Esta alternativa permite decorar y aislar térmicamente los edificios, mejorar el aislamiento acústico y purificar el aire. Los jardines de pared pueden instalarse tanto en interiores como en exteriores y requieren sistemas de riego sencillos para mantenerse. Son perfectos para quienes cuentan con poco espacio a nivel de suelo y desean incorporar la naturaleza de forma innovadora y visualmente atractiva.
Las terrazas y balcones son ideales para iniciar un pequeño huerto urbano, cultivando hierbas aromáticas, hortalizas o flores. Además de aportar frescura y colorido, estos huertos son una fuente de alimentos frescos y saludables. Aprender sobre el ciclo de las plantas, involucrar a los niños en el cuidado y observar el crecimiento diario, convierte cada comida en una experiencia más cercana a la naturaleza. Los huertos en casa también incentivan prácticas ecológicas como el compostaje, brindando una salida útil a los desechos orgánicos.
Los jardines y huertos compartidos entre vecinos desarrollan lazos sociales y fomentan el compromiso vecinal con el cuidado del entorno. Son espacios donde diferentes personas pueden aprender sobre cultivos urbanos, compartir experiencias y repartir la cosecha. Además, se convierten en pulmones verdes al servicio del barrio y refugios frescos en temporada calurosa. La gestión comunitaria facilita el acceso a un espacio para todos, incluso para quienes no disponen de área privada para plantar.